El defensor contó detalles de lo que vivió el combinado nacional en el último título mundial y lo sucedido en la final de Italia ‘90
“¿Obsesivo? Sí, lo soy. Se lo tengo que agradecer a los profesores que tuve. En historia, yo recuerdo en primer año en la secundaria: a ver, un general había tenido una guerra en 1720. Si usted decía 1740, le pedían que se fuera. Había que decir justo el año, no el día. En eso le pedían no equivocarse. Para ir a la Facultad de Medicina tenía que tomar un colectivo. Siempre escogía el segundo vagón, no otro. Tenía que ser ahí, hasta Corrientes. Si no, me volvía loco”
Esta frase que esbozó Carlos Salvador Bilardo a un medio mexicano hace algunos años lo pinta de cuerpo entero. Como era en la vida era dentro del campo de juego con el buzo de entrenador puesto. Era un obsesivo, alguien que intentaba no dejar nada librado al azar. Pero en ese afán de reducir el margen de error a cero, en muchas ocasiones, volvía locos a sus dirigidos.
En el imaginario colectivo está la idea de que el Doctor, durante México 86, fue aún más insistente para que los futbolistas llevaran adelante sus métodos. Sin embargo, a 33 años del último título del mundo para Argentina, Julio Olarticoechea derrumbó este mito.
En diálogo con Infobae, durante un evento realizado en conjunto entre la AFA y Cerveza Schneider en el Predio de Ezeiza, el ex defensor de Boca, River y Nantes de Francia contó cómo cambió el director técnico en la antesala a pisar suelo azteca.
“Nosotros fuimos muy criticados hasta que llegamos a México, donde nos empezamos a soltar y apareció el equipo. Ganar el primer partido nos dio esa confianza que necesitábamos”, comenzó su relato el Vasco.
Argentina era hostigada por la prensa de la época por la sufrida clasificación y la magra performance mostrada en los amistosos previos a la Copa del Mundo. El click se habría producido en un amistoso ante Israel, equipo al que goleó por 7 a 2 con tres goles de Sergio Almirón, dos de Diego Maradona, uno de Claudio Borghi y otro de Carlos Tapia.
“Bilardo caminaba por las paredes, pero él notó que en las giras previas empezamos a mejorar y ganar el primer partido fue clave”, rememoró. El combinado nacional inició su camino en México con una victoria por por 3 a 1 ante Corea del Sur con dos tantos de Jorge Valdano y uno de Oscar Ruggeri (Park Chang Sun descontó para los asiáticos).
Tras el triunfo contra Israel, en la preparación, Argentina se impuso por 3 a 2 ante América de México, 3 a 0 versus Atlante y 3 a 1 con Neza.
“La presión que había era tremenda, sobre todo con Bilardo. Cuando fuimos a México es como que él se relajó, cambió la forma de ser, no estaba tan encima de nosotros. No nos presionaba tanto. Nosotros necesitábamos eso, verlo a él distendido y que nos diera confianza”, confesó el oriundo de Saladillo. Y luego, agregó: “Lo bueno de ese grupo es que todos sabíamos que, salvo Diego (Maradona), nos teníamos que pelear por un puesto”.
Olarticoechea también formó plantel del plantel que llegó a la final en Italia ‘90, pero en esta oportunidad se quedaron en la puerta de levantar nuevamente el trofeo. “Un mundial son siete partidos y cualquier mínimo detalle, un error, te deja afuera. Pasó que grandes Selecciones quedaron afuera y nos tocó a nosotros, que no tuvimos errores, prácticamente no tuvimos lesionados ni expulsados. En el ‘90, en cambio, llegamos con Maradona con problemas en el tobillo y una uña, 3 ó 4 expulsados, lesionados. Nada que ver con el ‘86”, remarcó.
En esa definición, el árbitro mexicano Edgardo Codesal tuvo un rol protagónico al sancionar un penal a favor de Alemania Federal a falta de pocos minutos para la finalización del encuentro. Sobre esta situación, el Vasco sostuvo: “Quedó en el recuerdo, pero noté que las pelotas divididas eran para ellos. Codesal reconoció después que se equivocó, pero también se equivocó Sensini. Lo agarraron muy joven y tirándose como se tiró él… peligrosísimo. Vos en el área no te podés tirar así”.
“Sacamos al favorito, y jugando en Europa. Sabíamos que iba a ser difícil. Dimos todo lo que pudimos”, concluyó.
fuente: Infobae
Por Juan Franco Gagliardi