Todos los 20 de septiembre se conmemora en el país el Día del jubilado, con motivo de homenaje para las personas retiradas de su trabajo.
La fecha surgió un día como hoy, pero en 1904, cuando se sancionó la Ley 4.349 que establecía un beneficio previsional para empleados públicos del Estado nacional. Por aquel entonces, el presidente Julio Argentino Roca – que transitaba por su segundo mandato – dispuso la creación de la Caja Nacional de Jubilaciones y Pensiones, el primer instrumento que otorgó un ingreso para la clase pasiva.
Con la Ley 4.349, el Estado nacional empieza a otorgar seguros a la vejez a los estatales, los maestros, los empleados del Banco Nación y del Banco Hipotecario, personal judicial y de los Ferrocarriles Nacionales. Las cajas jubilatorias se acordaban entre el Estado y los sindicatos – en algunos casos con empresas privadas -, y las cotizaciones se hacían bajo la base de aportes tripartitos. Eran estas cajas las que fijaban el monto de los aportes, como la edad jubilatoria.
El beneficio se fue ampliando hacia otros sectores hasta abarcar a todos los trabajadores que en algún momento hayan realizado aportes por su actividad. En la actualidad casi la totalidad de los argentinos mayores de 65 años cuenta con una jubilación o pensión.
Pese a los cambios y actualizaciones de los haberes, los jubilados en su mayoría constituyen uno de los sectores más vulnerables de la sociedad donde persistieron las dificultades para cubrir los gastos cotidianos.