Desde hace unos meses, es cada vez más notoria la cantidad de gente que decide no utilizar el barbijo tanto en espacios abiertos como en lugares cerrados.
Es que, con la mayor parte de la población vacunada, se hace cada vez más difícil sostener el uso del barbijo. Existe también un hartazgo y una necesidad de volver a relacionarnos, a encontrarnos, a abrazarnos sin la preocupación del contagio.
Más allá de que una gran parte de la población ha decidido dejar de usar el barbijo y apostar al encuentro sin el distanciamiento, en las escuelas y en las distintas instituciones educativas, se insiste con esta recomendación.
Ayer martes 12 de Abril el Gobierno de la provincia de Buenos Aires envió a todos los distritos la nueva normativa, que insiste en la recomendación del uso del barbijo pero que establece el “uso optativo” del mismo.
Surge entonces la pregunta ¿porqué en eventos multitudinarios, donde hay aglomeración de personas, hace tiempo ya no se usa el barbijo, pero se insiste en que jóvenes y niños continúen haciendo uso del mismo?
¿Porqué los niños deben continuar cuidándose y cuidando, cuando una gran parte de la población ya decidió dejar de cuidarse y de cuidar, sin que esto traiga algún tipo de apercibimiento o llamado de atención?