Al menos tienen tres cosas en común. Las dos son del interior bonaerense, muy estudiosas y mejores alumnas de la Universidad Nacional de La Plata, con un promedio de 9,76. Pero su inclinación fue muy distinta al momento de elegir una carrera. Camila Lucía Abarca, de Saladillo, se graduó como licenciada en Biología con orientación en Botánica. Beatriz Petersen, de Tres Arroyos, como profesora en Letras. Ayer se reunieron “a los pies” de Joaquín V. González, antes de ingresar al rectorado a recibir sus merecidas condecoraciones.
“Vine a vivir sola a La Plata cuando empecé la facultad de Ciencias Naturales, en 2011”, contó Camila (23), quien antes cursó en la Escuela Técnica Nº 1 General Savio de Saladillo, su ciudad.
“Siempre me fue bien en los estudios, desde la primaria. No me gustaba hacer la tarea, ni estudiar, pero me iba bien”, confió, para comentar que “desde muy chica me atrayeron las ciencias naturales en general, era mi materia preferida en la escuela y leía cuanto manual o enciclopedia se me cruzara. Me gustaba todo y me encantaba aprender, desde astronomía hasta anatomía. Con los años, me empezó a interesar más la biología en particular”, reseñó una de las dos mejores alumnas de la UNLP.
Su “colega”, Beatriz Petersen, hizo la primaria en el Colegio Holandés de su Tres Arroyos natal. “Y la secundaria en una escuela pública, el Colegio Nacional. Es una época que recuerdo con mucho cariño. El estímulo que recibimos fue fundamental para apuntalar el recorrido académico posterior”, remarcó la profesora en Letras.
Comentó que antes de empezar la universidad vivió “un tiempo en Dinamarca, gracias a una beca de estudio que me posibilitó viajar. La experiencia resultó muy enriquecedora, y marcó mi manera de estar en el mundo”, subrayó Beatriz.
LA ELECCION
“La decisión de estudiar Letras se fue fraguando con el tiempo. Mi mamá era maestra y una gran lectora. Desde chica incorporé el hábito de la lectura. De hecho, uno de los primeros desafíos que recuerdo tiene que ver con llegar a los estantes más altos de la biblioteca familiar. Arranqué Letras después de haber terminado la licenciatura en Comunicación Social. Como las dos carreras tienen varios puntos de contacto, mi trabajo empezó a orientarse cada vez más hacia lo literario, así que sentí una necesidad ineludible de explorar ese territorio en profundidad”, describió Bea.
Camila también decidió temprano el “área” de estudio. “A los 12 sabía que quería dedicarme a la biología. Ni siquiera conocía qué carreras existían ni de qué podía trabajar, así que pensaba en ser profesora. Años después supe que ser bióloga, investigar y generar conocimiento, como el que leía en los libros que tanto me gustaban, era una posibilidad que estaba a mi alcance. No recuerdo muy bien, pero tenía más o menos 15 años cuando decidí estudiar la licenciatura”, especificó. La orientación en botánica tuvo que ver con la atracción que sentía por las plantas, algas y hongos.
HASTA 12 HORAS DIARIAS
Camila puntualizó que en Naturales “la carga horaria es alta, pasaba alrededor de 8 horas en la facu entre clases teóricas, prácticas y algunos tiempos muertos. Había días que estaba 12 horas o más”. “Pero nunca pasé noches despierta ni me quedé todo el día encerrada estudiando. La verdad es que soy muy dispersa y me cuesta quedarme quieta y concentrada. Si bien la carrera siempre fue mi prioridad, nunca dejé de hacer las cosas que me gustaban, ir al gimnasio, pasar tiempo con amigos y con mi novio”, aclaró la bióloga y actual becaria del Conicet.
Beatriz, quien tuvo que hacer una pausa de 3 años en su carrera por “un problema de salud familiar”, comentó que hoy en día se mueve “en el ámbito editorial” y está terminando un posgrado. “Agradezco a todos los que me acompañaron en el camino; familiares, amigos, compañeros de la facultad, docentes y bibliotecarios de Humanidades. Esta distinción que recibo con tanta alegría es también un reconocimiento para todos ellos”, finalizó.