Nora y Nacho se fueron de Saladillo el pasado fin de semana con el título de campeones de la categoría ‘Suma 15’ en pádel. Ellos son de General Alvear, y son además una muestra cabal de las conmovedoras historias que giran en torno a las prácticas deportivas: Nora, además de ser la compañera de Nacho, es su abuela. “Mi nieto es mi vida, estoy orgullosa de que a mi edad tenga la dicha de jugar junto a él”, afirma la jugadora de gran trayectoria.
Una de las grandes virtudes del pádel, deporte que se reinventó en los últimos años y desplegó furor en la pandemia, es que nivela en género, edad y años de práctica. Saladillo no fue la excepción en el crecimiento exponencial de la disciplina, y cada vez más participantes vienen a Saladillo a disputar torneos que van desde octava a cuarta categoría, sea masculina, femenina, mixta o hasta temática: se llegaron a organizar exitosamente campeonatos de ‘Padres e hijos’, ‘+40 años’ o ‘Suma 13’ (un varón de séptima categoría con una mujer de sexta categoría), entre otros.
Uno de estos tantos torneos fue el de Suma 15 disputado este fin de semana, donde participaron Nacho y Nora y vencieron a parejas de todo tipo de edad para consagrarse merecidos campeones. En los cinco partidos disputados en dos días, han llegado a romper en aplausos a los jugadores o poquitos invitados que se cruzaban dentro del predio. La abuela sostiene que “Nacho es el que tiene técnica, yo tengo experiencia nada más”. A continuación, la entrevista completa:
-¿Cómo son sus comienzos en el pádel?
En el año 1990 yo me inicié practicando con mi esposo, hijas y conocidos en Azul, y descubrimos un lindo deporte con el que lo pasábamos re lindo. De Azul por trabajo vinimos a General Alverar, donde el pádel era furor: acá me animé a competir y gané muchos torneos. De acá fuimos a vivir a La Plata, donde con mi esposo salimos muchas veces campeones de mixtos y fuimos representantes del club Pelota en La Plata, cada uno en su categoría.
Al regresar a Alvear, mis hijas formaron su familia y nos dieron lo más hermoso, nuestros nietos: ellos crecieron acompañándonos a las canchas ya que los turnos los jugábamos en familia. Todos fueron creciendo y mamando eso hoy practican: ya empezaron a competir pero están ahí bien, les gusta mucho.
-¿Cómo se les dio la oportunidad de presentarse en este torneo?
Nacho es el segundo de mis nietos. No siempre practicamos, por cuestión de tiempos o a veces porque en realidad no nos organizamos. Ese fin le dije: ‘Nachito, ¿vamos a jugar un torneo mixto en Saladillo? A lo que él me respondió: ‘Bueno abuela’. Yo sin titubear me anoté, con el consentimiento de su mamá, y ahí fuimos.
-¿Cómo se definirían como jugadores? ¿Cuál es el que tiene más técnica, y cuál piensa más o tiene más ‘garra’?
Para mí, técnica tiene él porque tomó clases en Azul en un tiempo que vivió allá y se nota en su juego. Yo no tengo nada de técnica, tengo experiencia nada más en cómo puedo levantar un partido, en dar algunas opciones a mi compañero en este caso, y alentarlo para que no decaiga o no se frustre en una derrota. Me considero buena compañera. Mi nieto es mi vida, estoy orgullosa de que a mi edad tenga la dicha de jugar junto a él.
-¿Qué significa el pádel para vos?
Significa que haya llegado vital a mis 63 años, significa sentirme joven por dentro a pesar de mis problemitas de salud, y estoy agradecida de poder hacerlo. Sea la hora que sea, me invitan a un turno y dejo todo y voy. Ahí se pasan lindos y feos momentos, depende como en todo deporte… hay mucha competencia. Tus mejores conocidas se vuelven desconocidas, pero yo voy a pasarla bien y a veces prefiero de compañero a la familia. Ya estoy grande y tengo que disfrutar, más allá de que si puedo lograr un triunfo, mejor.