Fue una persona encantadora que le brindó a su Saladillo querido todo el amor por la música. Cada vez que era convocado para actuar en algún espectáculo, siempre mostró la mejor predisposición para estar presente con su maravillosa y particular voz junto a su guitarra. Siempre acompañado por su gran amor, la querida Coca, Él ingresaba al escenario para deleitar al público.
También cómo no recordarlo, cuando nos representaba a todos los saladillenses en los Torneos Bonaerense en la final de Mar del Plata.
Muy amigo de otro músico extraordinario, nuestro artista Oscar Domínguez, que siempre lo acompañaba con su bandoneón.
Querido Maneco, gracias por tanta buena voluntad, generosidad. Por estar presente cada vez que se te convocaba. Te vamos a recordar siempre con ese humor tan lindo que tenías. Toda una vida dedicada a la música. Hasta siempre querido amigo.