Respecto a Argentina hay que decir que es similar a Londres 2012 la cosecha de medallas, en aquella ocasión fueron 4 las preseas obtenidas. Hasta el momento aquí en Río, la cantidad es la misma, con la salvedad que tres son de Oro. “Peque” Pareto en Judo, Lange-Carranza en Vela, Los Leones son las doradas, la plata fue para Juan Martín Del Potro, cruzándose con rivales de los pesados en todas las instancias.
Este Río 2016 no será un juego olímpico más, quedara como la competencia en donde la gente habrá disfrutado por última vez a la generación dorada de básquet con Ginobili a la cabeza. En los archivos dirá que fue el último juego olímpico de muchas de la camada de las leonas.
Será el recordado juego olímpico que una selección de fútbol, viajo a competir cuando una semana antes de viajar eran 8 jugadores en las practicas, y para nosotros los Saladillenses, será recordado porque el que le puso el pecho al momento más crítico de la AFA fue nuestro querido Vasquito Olarticoechea. Y porque en la despedida de los Ginobili, Los Scola, Delfino y Nocioni, fue parte de ese plantel Marquitos Delia.
Momentos de mucha emoción envolvieron a nuestro país durante esta estadía, y eso se pudo notar en las calles. Emoción y lágrimas dela gente por el oro en vela. Más precisamente por la historia de vida de Santiago Lange, quien un año atrás peleaba por su vida y hoy tiene su medalla de oro.
También lograron emocionar los chicos del Hockey masculino, con un equipo formado prácticamente desde el amateurismo y hecho en casa, en esa final histórica con triunfo 4 a 2 sobre Bélgica.
Juan Martin Del potro, el día de la gran final con Murray, colmo el Arena Carioca, no solo adentro, sino también en las afueras, con gente siguiendo segundo a segundo. El mismo Del Potro termino sorprendiéndose por su nivel y su campaña. Quedará también para la historia que Río De Janeiro fue la competencia que nos devolvió al Del Potro que queríamos ver.
Para cerrar estas líneas, marcar la hospitalidad de cada brasileño en las calles. Imposible no ubicarse, no llegar a destino o no ubicar un estadio. Nos encontramos con gente muy hospitalaria, que también nos sirve para darnos un baño de realidad, lo bien que tratan a un extranjero cada vez que toca visitar Brasil. Ya nos sale de memoria el “obrigado” (una especie de “muchas gracias” de las nuestras), ante cada acción hospitalaria de cada lugareño.
En lo personal dos grandes gustos de estos juegos. El primero, haber visto al vasco dirigir a la selección Argentina ahí cerquita. Hay cosas que son difíciles de explicar con palabras, van por lo sentimental, y el segundo, haber visto dos partidos de básquet de ese nivel en cancha. Una experiencia única y que demuestra lo que genera el básquet en una competencia como los juegos olímpicos.
Al volver de Rio, y con los juegos llegados a su fin, haré un informe final y más concreto, pero me pareció bueno ir contando sensaciones más allá de las salidas diarias con vídeos y notas de color. Una experiencia única, hermosa y que jamás se olvidara para el que ama esta profesión.
AGUSTÍN DI BENEDETTO