El Ejecutivo analiza dos opciones para ejecutar una nueva entrega del bono de emergencia. En ambos formatos, los beneficiarios deberían cumplir una contraprestación.
A horas de la llegada del mes de octubre y de que comience a ejecutarse el calendario de las distintas asignaciones y programas sociales que provee el Estado, todo parece indicar que la cuarta edición del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) pasará a formar parte de ese esquema.
No obstante, en un formato diferente, por un monto de $17.000 y no ya de $10.000 y con la idea de que sea la fuente de nuevos puestos de trabajo.
Qué es lo que se debate
Con una tasa de pobreza casi en el 41%, el desempleo en niveles récord (13,1%, según el INDEC, la más alta de 2004) y una actividad económica que cayó 13,2% a nivel interanual, el Gobierno pule los detalles para anunciar otra ronda del IFE y así darle pelea a un escenario de profunda crisis.
De todos modos, el punto a resolver es el “cómo”, teniendo en cuenta que el costo fiscal de la medida será importante: alrededor de $42.000 millones, contra los $90.000 que insumieron los anteriores bonos de emergencia.
Según publica el sitio web IProfesional, todo apunta a auxiliar a los asalariados no registrados y cuentapropistas, un sector que se vio impedido de salir a buscar un empleo en el momento de mayores restricciones de la cuarentena.
Cuál sería la condición
Como ya planteó el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, en diversas oportunidades, la contraprestación que se les exigirá a los futuros beneficiarios será de la de cumplir tareas o capacitarse en servicios públicos, en emprendimientos productivos, cooperativas y empresas privadas.
Qué opciones se analizan
Para llevar adelante el proyecto existen dos ideas, encabezadas por la titular de ANSES, María Fernanda Raverta, y por el propio Arroyo.
Proyecto desde Anses
La funcionaria a cargo del organismo de Seguridad Social impulsa la ya mencionada Renta Básica Universal, en este caso equivalente a $17.000, con la obligación de tener que trabajar o realizar una capacitación.
Sin embargo, la ayuda solo sería para los jóvenes de 18 y 24 años, lo que reduciría enormemente el alcance del plan, que hasta la última edición abarcó a alrededor de nueve millones de personas.
Para ANSES, ese es el sector más afectado por el desempleo y la informalidad y, según argumentan en la entidad conducida por Raverta, los mayores de 24 años ya poseen otros planos de reinserción laboral.
El punto que aún no estaría definido, de acuerdo con IProfesional, es si esta nueva versión del IFE incluirá a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Asignación por Embarazo (AUE).
Lo planteado desde Desarrollo Social
En cambio, el esquema que plantea Arroyo, si bien también pretende una reconversión del IFE, está ligado a la posibilidad de empalmar el subsidio con el programa Potenciar Trabajo.
Que actualmente tiene bajo su paraguas alrededor de 570.000 personas que cobran planes sociales de $8500 mensuales.
En este caso, la idea sería que quien acceda al nuevo Ingreso Familiar de Emergencia reciba esa misma suma a cambio de 4 horas de trabajo.
Pero si fuera contratado por el Estado o por una empresa privada para trabajar 4 horas más, el salario llegaría a $17.000.
Dentro de este plan, las tareas a cumplir serían de limpieza, urbanización de barrios populares, herrería y fumigación, entre otras.
Al igual que en la opción anterior, la franja etaria a auxiliar estaría compuesta por los jóvenes de entre 18 y 24 años. Y en ese aspecto, desde Desarrollo Social estiman que la ayuda llegaría a entre 2 y 3 millones de personas.
Cuándo se define
Si bien Raverta afirmó la semana pasada que la decisión sobre la ejecución de un nuevo IFE se iba a conocer antes del fin de septiembre, la realidad marca que el debate dentro del Gobierno estiró los plazos y que aún no existe una fecha concreta.