Memorias de una generación de Javier Quintana, Historias de soldados de Malvinas

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Por Lis Solé

La historia puede contarse de muy distintas maneras, pero seguro que las de primera mano, son las más interesantes y verdaderas ya que no hay interpretaciones de terceros que pueden cambiar lo que pasó.

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Si además estas son historias de los soldados de Malvinas, adquieren otro significado por lo que representan estas islas para los argentinos.

Este año, al cumplirse los 40 años de la guerra, el pedido de Atahualpa Yupanqui de traer de vuelta a casa estas hermanitas perdidas se hace presente en el sentimiento de la gente y principalmente, en el corazón de personas que participaron activamente en la contienda.

Javier Quintana, autor del libro “Memorias de una Generación Promoción 82 Malvinas Argentinas”, es una de esas personas que ante el inicio de la guerra de las Malvinas, el 7 de abril de 1982 tuvo un egreso anticipado de la Escuela de Suboficiales, día en qué sin saber lo que les esperaba fueron subidos a aviones para ir a la guerra y ahora, ante el paso de los años y comprometido con la historia, se dedicó a recopilar los recuerdos de su grupo de soldados compañeros y publicarlos en formato libro.

JAVIER QUINTANA, RECOPILADOR FIEL DE TESTIMONIOS

Javier, Sargento Ayudante hoy retirado, nació en Rivadavia, provincia de Mendoza y llega a General Alvear siendo esposo de María Guillermina Pinciroli, hija de una familia alvearense de larga data con la que vive actualmente en el pueblo, sobre la calle Lavalle, cerca de la ferretería Pinciroli.

Quintana ingresó en la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral” de Buenos Aires en 1981, muy lejos de su provincia natal y con solo las visitas de franco de uno de sus tíos que tenía una verdulería en Moreno, para volver a la escuela cada semana y cumplir con la instrucción de dos años que finalizaría a fines de 1982.

Pero el 2 de abril, y tal como recordamos desde ya cuatro décadas, la Argentina toma por asalto las islas y el país, quizás por tantos años de reclamo sobre las islas, recibe la noticia con euforia y alegría.  En el grupo de Artilleros de Javier Quintana, jóvenes de 17 y 18 años, todo cambió. Aceleradamente fueron ascendidos a cabo, se firmaron seguros de vida, se armaron mochilas y se escucharon discursos que precedieron a una epopeya que los unió para siempre.

EXPERIENCIAS DE PRIMERA MANO EN LA GUERRA DE MALVINAS

En pocas horas, los cadetes, fueron embarcados y llevados a un destino incierto sin poder avisar a nadie de su próximo paradero de tal manera que uno de ellos cuenta que le pasó una carta a una señorita que se le acercó para que se la enviara a su familia, tarea que la desconocida cumplió porque al poco tiempo recibió la respuesta.

Cada uno de los soldados, desde su llegada hasta la Escuela, la guerra y sus destinos, atesoraban innumerables recuerdos. La idea de contar las experiencias surgió después de una reunión que el grupo realizó en Mar del Plata en el año 2019, momento en el que Javier quizás por su formación docente y su gran capacidad de investigador y líder, tomó la decisión de sumar testimonios, puliendo y armando las historias una por una para publicar un ejemplar que fue rápidamente distribuido entre los combatientes, familiares, conocidos y público interesado en el tema.

Como bien saben todos los investigadores, cuando se publica un proyecto inmediatamente se transforma en una bomba cuya onda expansiva no termina de crecer y es por eso que dos años después, Javier presenta una “Primera Edición Ampliada” con los relatos de vida de 54 artilleros egresados en abril de 1982 de la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral”.

La guerra siempre se ve lejana y difícil de comprender y la historia de estos muchachos con año y medio de instrucción en una guerra ante una potencia como es la inglesa, realmente da escalofríos. En una sucesión de relatos reunidos en orden alfabético, los hoy veteranos de Malvinas cuentan en primera persona y con detalles, la intempestiva salida de la Escuela en un avión hacia un destino totalmente desconocido, la participación en la guerra y lo que hicieron cuando ella terminó.

LA PALABRA GUERRA SONABA EN TODOS LOS AMBIENTES

Quintana, como cada uno de sus compañeros, describen detalles que enriquecen cada relato como el momento que todos recuerdan cuando sale en el avión desde El Palomar junto a otros tres o cuatro aviones Boeing 707 de Aerolíneas Argentinas, amontonados y sin asientos, casi eufóricos, rumbo a Comodoro Rivadavia donde, después del calor que se vivía en Buenos Aires, fueron recibidos por el frío y el viento terrible del sur, distantes de un día para otro, a 1.800 kilómetros de la escuela.

Los veteranos cuentan experiencias en los múltiples lugares donde fueron enviados: Comodoro Rivadavia, Sarmiento, Comandante Luis Piedra Buena, Río Gallegos o las mismas Islas Malvinas, a los que llegaron casi en el total desconocimiento no sólo de ubicación geográfica, sino también sobre el clima o el relieve en medio de la crueldad del otoño entrante, la disciplina militar, o  bajo el bombardeo constante enemigo que no les permitía dormir.

Los que estuvieron en Malvinas, narran con sinceridad los problemas a los que se enfrentaron -que no sólo fueron el frío intenso y el viento constante-, sino también la falta de vestimenta adecuada, las armas que se rompían o la falta de provisión de municiones o alimentos.

En cada testimonio se perciben sentimientos encontrados que van desde el desencanto y frustración por la derrota, la decepción al enterarse de la noticia de la rendición pero también el alivio al conocer la decisión ya que era imposible una victoria ante el excelente equipamiento, la preparación y la rudeza en combate de las fuerzas enemigas ya que seguros estaban de una muerte segura.

Por el otro lado, está el patriotismo; el dejar todo por defender la tierra y la vida de los compañeros, el traumático egreso, el orgullo de dar hasta lo que parece imposible, la experiencia de combate o de espera en cada uno de los destinos donde y tal como lo cuenta Javier: “la cobardía o el miedo no tenían cabida”.

Ese año, egresaron 980 cabos de cuerpo Comando, de los cuales 169 fueron del Arma de Artillería, ocho marcharon a las islas y  uno falleció en combate; 169 soldados que cumplieron lo que juraron al recibirse, defender a la Patria.

Bien se puede decir que la Promoción 1982 de Cabos de Artillería de la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral” sigue cumpliendo con la Patria de la mano de su compilador, Javier Quintana, quien con minuciosidad, recopiló los diferentes relatos con el deseo de dar a conocer la realidad vivida durante el enfrentamiento y en la posguerra, en un lenguaje coloquial y sencillo con 55 testimonios distribuidos en 548 páginas.

“Memorias de una Generación” de Javier Quintana: un libro necesario donde no sólo se lee sino también se siente el inmenso orgullo de estos artilleros por acudir al servicio de la Patria cuando ésta los necesitó.

Por Lis Solé