Por: Daniel Alfonso Massa
El envío de material bélico para consolidar un golpe de Estado en Bolivia, seguramente no va a mover el amperímetro en las elecciones venideras, es más, si el que se informa lo hace por los medios hegemónicos, quizás ni se entere. Pero en realidad es un hecho que tendríamos que repudiar y condenar todos aquellos que más allá del modelo de País político/económico que apoyamos, un día dijimos: NUNCA MÁS. El contrabando se realizó en Noviembre del 2019, cuando el Gobierno de Juntos por el Cambio ya había perdido las elecciones generales. Si bien la investigación está en curso, los hechos comprobados hasta ahora y la reacción de los ex funcionarios, no dejan dudas de tamaña canallada. Cuando apareció la carta de agradecimiento del Comando Superior Boliviano al embajador Argentino en Bolivia por los pertrechos recibidos (estaban detallados); Patricia Bullrich, ministra de Seguridad en aquel momento, dijo: “la carta es falsa”. Al ser comprobada la autenticidad de la misma, dijo que se había mandado ese material junto con un grupo de 12 gendarmes pertenecientes al grupo “Alacrán”, para proteger la Embajada Argentina. Lo cierto es que a la Argentina no regreso nada del material que se llevó a Bolivia y los componentes del Grupo Alacrán reconocieron que viajaron con él, pero al llegar al Aeropuerto no tuvieron más contacto. Debemos recordar que Macri se negó a darle asilo político a Evo Morales y tampoco permitió que el avión que lo alejaba de una segura muerte se reabasteciera en Argentina e insistió hasta las últimas horas de su gobierno para que Alberto Fernandez reconozca a la golpista Jeanine Añez, como presidenta de Bolivia. Una muestra más de lo que ha sido esta coalición gobernando, ahora en la provincia llamada “Juntos”. Juntos nombraron jueces a dedo, juntos armaron causas, juntos escucharon a políticos, periodistas y empresarios, juntos contrabandearon armas; pero seguramente los va a escuchar en campaña erigiéndose en los custodios de las Instituciones y la república.