Es tiempo de llamar a las calles por su nombre

- Publicidad -

Por Alejandro Mariotto (abogado, docente y escritor. Autor de “Calles y espacios públicos de Saladillo. Razón de sus nombres”)

En la ciudad de Saladillo es preciso que se empiece a llamar a las calles por su nombre. Tanto en los medios de comunicación social como en las redes sociales, existe la costumbre de nombrar mal a las calles de nuestra ciudad. Verbigracia se suele  decir: “…en la calle Peña”, o “…en la calle Ortiz”. No existe en Saladillo ninguna calle “Peña”, tampoco contamos con una arteria denominada “Ortiz”. ¿Entonces por qué se las nombra así? Cuando se refieren a “Peña” no se trata de Nicolás Rodríguez Peña, el comerciante y político argentino que participó activamente en la Revolución de Mayo de 1810. Quien además fue miembro del Segundo Triunvirato y se desempeñó brevemente como gobernador de La Paz y Montevideo, y más tarde se exilió en Chile, donde falleció en 1853.

Tampoco se trata de Luis Sáenz Peña, quien fue abogado, juez y presidente de nuestro país entre 1892 y 1895, quien se vio obligado a renunciar, acuciado por la falta de legitimidad de su gobierno.

El “Peña” que se malacostumbra nombrar es en realidad “Roque Sáenz Peña”, político y abogado argentino, que ejerció la presidencia de la Nación entre 1910 y 1914, fecha en que falleció cuando aún restaban poco más de dos años de su mandato. Su obra más destacada fue la elaboración y promulgación de la Ley 8.871, conocida como “Ley Sáenz Peña”, que instauró en Argentina el voto universal (masculino), secreto y obligatorio. Era hijo de Luis Sáenz Peña. La Ley Sáenz Peña permitió el ingreso de las clase media al gobierno, en 1916, con el triunfo de la Unión Cívica Radical encabezada por Hipólito Yrigoyen.

- Publicidad -

En tanto que cuando se refieren a la calle “Ortiz”, en realidad se trata de “Raúl Scalabrini Ortiz”, quien fue un pensador, historiador, filósofo, periodista, escritor, ensayista y poeta argentino, agrimensor e ingeniero de profesión. Fue amigo de Arturo Jauretche y Homero Manzi, con quienes formó parte de FORJA. Y adhirió a la corriente revisionista de la historiografía argentina.​

Hecha la correspondiente aclaración sobre estas dos calles de las cuales se mal usan sus nombres, también cabe agregar que es de suma importancia comenzar a nombrar las calles con su nombre completo, ya que actualmente en Saladillo contamos con tres pares de calles que homenajean al mismo apellido.

Si nos referimos a la calle Volonté es imperioso aclarar si nos referimos a Miguel Ángel (periodista fallecido en 1966), o a su hijo Julio Fernando (ingeniero, político y periodista), fallecido en 2015.

En tanto que si nombramos la calle Borracer, es preciso aclarar si se trata de Luis Adolfo (gran lector, historiador, autor de “Saladillo, mi pueblo, su pueblo”), fallecido en 1997; o de su hermana Lilia Teresa (primera mujer concejal de Saladillo), fallecida en 1987.

Por último, si citamos la calle Mariotto, es necesario esclarecer si nos referimos a Pedro (Herrero, mecánico, comerciante, Presidente de la Sociedad Italiana de Saladillo durante 20 años, miembro fundador de la Cooperativa Eléctrica de Saladillo, impulsor de la creación de la Escuela Técnica de Saladillo.), fallecido en 1992, o a su hija Ethel (Maestra, escritora, poeta, defensora del medio Ambiente, personalidad de la Cultura, Ciudadana Distinguida de Saladillo), a quien se le reconoció en vida, la inmensa labor desarrollada por la cultura y educación de su terruño, colocándole su nombre de una calle, al conmemorarse el 161 aniversario de la fundación de la ciudad de Saladillo.

Por las razones expuestas considero que resulta indispensable que, en Saladillo, empecemos a llamar a las calles por su nombre.

Por cualquier duda sobre las calles de Saladillo, sugiero consultar mi libro “Calles y espacios públicos de Saladillo. Razón de sus nombres”.