En los últimos 20 años, más de 150.000 personas han muerto por esta causa y millones han resultado heridas, sufriendo, muchas de ellas, discapacidades permanentes. Y no se cuentan los millones de familiares y seres queridos de las víctimas, que son muchísimos más. Ninguna guerra, ni catástrofe o desastre natural ha producido semejante tragedia en nuestro país.
Por ello, el más importante homenaje para ellas es hacer lo necesario para que estas muertes evitables no sigan repitiéndose. En sintonía con el pedido de Naciones Unidas en el marco del “Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011/20”, de reducir los muertos a la mitad en esta década, Luchemos por la Vida, convoca a todos los ciudadanos, y a las autoridades responsables en especial, a asumir su responsabilidad con acciones concretas para disminuir significativamente el número de muertos y heridos.
La seguridad vial debe afirmarse como una cuestión de política de estado; por medio de esfuerzos coordinados y decisiones mancomunadas por las autoridades nacionales, provinciales y municipales, responsables del tema. Se necesita en forma urgente que se concreten en todo el país, con continuidad y coherencia, para salvar vidas y sin fines recaudatorios:
– Los controles eficaces en calles y rutas, que aseguren la vigencia práctica de la ley (por ej. controles de velocidades, alcoholemia, cinturones de seguridad y cascos, etc.) y sanciones efectivas a los infractores.
– Que se asegure una adecuada preparación y otorgamiento serio y responsable de las licencias de conducir en todo el país.
– Que la educación vial sistemática y continua sea una realidad en los programas de estudio y en las aulas de escuelas pre-escolares, elementales y medias en todo el país.
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– Que se realice una planificación urbana que posibilite el tránsito fluido y ordenado y se concreten las inversiones necesarias para el logro de un transporte público seguro y eficiente (ferrocarriles, rutas, etc.).